Revolución de la salud en legítima defensa

Me señalan como radical, lo considero un halago, especialmente en el contexto de la salud; se me asocia con puntos de vista extremos y el deseo de un cambio en calidad de vida rápido. Lo confirmo, si soy un extremista. En lingüística, matemáticas y otros campos, lo radical se refiere a la raíz de una palabra, de un número, de un problema, etc. Lo mismo puede decirse de una comprensión radical de la salud, tanto espiritual como mental y corporal. Los radicales intentamos comprender la raíz del problema social de la salud: nos interesa cultivar un enfoque centrado en las causas que erosionen la salud, en los tres planos, que vaya más allá de lo que se puede observar fácilmente en el control superficial y paliativo de las disfunciones llamadas enfermedades.  

Los radicales buscamos comprender la compleja red de vínculos entre los diversos fenómenos socioeconómicos, los impactos del mundo real de las creencias y mitos elaborados y endilgados cómo el enfoque dominante de la formulación de políticas por parte de las elites políticas que más se enriquecen entre más enfermos controlen, e ignoran los impactos sociales más amplios que sus mañas provocan. Junto con los niveles epidémicos de enfermedades crónicas degenerativas, de agonías prolongadas y las funestas consecuencias de nuestra salubridad neurológica, vemos desde niños con cáncer, ya obesos y con ataques cardíacos; y los adultos enfermizos, enfermos crónicos y ancianos decrépitos y terminales, demenciales, impedidos y empañalados, todo esto nos grita que llegó la hora de considerar perspectivas radicales, so pena de seguir engendrando más de lo mismo si no lo hacemos.
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La red de seguridad social, que incluye la salud, ha sido diezmada después de décadas de políticas promulgadas por una clase política en el bolsillo de los ultra ricos. Los ricos se han beneficiado enormemente de la desigualdad resultante de una economía amañada por ellos, basada en el diseño y la implementación de vectores para enfermar y remedios para paliar. Durante un tiempo, la gente promedio creía que las enfermedades eventualmente sanarían, pero finalmente el colapso de esta esperanza ha servido como un duro llamado de alerta al darse cuenta de que no pueden esperar ni siquiera compasión, caridad y mucho menos empatía.

Y la perspectiva radical, que se ve muy por debajo de la superficie para comprender la gama más amplia de factores que impactan en los fenómenos sociales, será esencial para construir una sociedad que funcione para todos, no solo para los plutócratas multibillonarios, cuyo credo grita desde los olimpos de sus corporativos: ¡Una sociedad sana no deja lana! Comer sano y educar a quienes ignoran la relación comida/salud es hoy por hoy un acto revolucionario. Junto con la pérdida de nuestro instinto de sobrevivencia nos envilece también haber perdido nuestra humanidad. No hay acto más rebelde y revolucionario que cuestionar y cambiar las creencias, las opiniones y los hábitos con los que te programaron. Mientras más te desprogrames, más firme será tu libertad, más brillo tendrá el carisma de tu humanidad, más noble será tu empatía.

Donnato de la O. El caminante

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