El clavo se cultivó originalmente en las Islas de las Especias de Indonesia, pero se popularizó cuando China lo comercializó con el mundo occidental. El clavo de olor es muy conocido por su poder analgésico, antiinflamatorio y anestésico local, lo vemos en los dolores de muelas, de donde viene su fama desde hace milenios. Por sus cualidades analgésicas, se obtienen grandes beneficios del clavo en la disminución de todo tipo de dolores intensos, inclusive aliviando los que genera la artritis y otras dolencias reumáticas. Su uso como antiinflamatorio, lo coloca en un lugar importante dentro de la medicina casera, pues si nos vemos afectados por procesos de inflamación de los conductos auditivos, su aplicación resultará un remedio muy eficaz, ya que resulta ser un descongestionante de inflamaciones y obstrucciones en los senos paranasales. La presencia de eugenol y metileugenol, en su aceite esencial actúa como descongestionante de la vesícula biliar y consecuentemente de purgante intestinal. Las infecciones de las vías urinarias, como la cistitis y uretritis, pueden ser aliviadas empleando el clavo de olor como remedio y actúa como un importante tonificante del útero. Además, el clavo es excelente para eliminar parásitos y combatir tanto hongos, virus y bacterias, e impedir sus acciones en el organismo. Reduce los estados alérgicos y es capaz de calmar convulsiones y espasmos, y además de controlar las náuseas e impedir los vómitos, como antipirético disminuye efectivamente la fiebre. Entre sus muchas bondades, en aplicación tópica ayuda en la curación de heridas exteriores, raspaduras y otras lesiones cutáneas; es un desinfectante natural para el lavado de toda la piel, principalmente la de las manos.
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Septiembre 2024
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