Nací para vivir en paz, guiado por la gloria de mi corazón, para vivir entusiasmado el florecimiento de mi ser. Nací para arrobarme embelesado en la pasión sensual de la intensidad, en la rosa el florecer, en mi corazón el gozar. No nací para deambular los callejones entre la umbra y la penumbra, espoleado por insatisfacciones, arrendado por la ambición, devaluado por el temor y la culpa. Nací para danzar la senda, para descubrir la vida, para compartir la esencia, para enaltecer mi presencia, y así poder agradecer a la existencia lo fugaz de cada momento, saboreando el siendo efímero e impermanente de todos ellos, que en implacable corriente fluye sin cesar husmeando el cauce, de mi aventura. ¿Hacia dónde me lleva? No es de mi incumbencia… Lo que si atañe a mi galanura es la elegancia del paso, el brío del momento y el carisma que resuena en el crepitar de la grava al andar… Nací para andar el camino. Donnato de la O. El Caminante.
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Septiembre 2024
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