2/16/2021 0 Comentarios Le preguntaron al Filósofo de Güemez sobre las enfermedades incurables y contestó:“Si el médico receta drogas sintéticas ‘de patente’ y aclara que es de por vida, está muy claro en la mente de este galeno que su prescripción no funciona, y sabe bien que la prognosis cacarea, en modalidad cacofónica, in crescendo, también de por vida, que la enfermedad sigue, y sigue, y sigue, y por ende resulta crónica hasta ser terminal, y RIP. Situación en la que solo la mafia gana. Conviene entonces investigar la alternativa, de manera minuciosa, y revisar este asunto de costumbres del comer ya sea de temperamento parco y/o enjundia golosas, considerando los factores causales que impactan las reacciones del cuerpo a los alimentos, y sus consecuencias, benéficas o malignas y actuar de acuerdo. Simple sentido común. Según mi muy peculiar lógica, la enfermedad crónica es un fracaso, palpable, sonoro y de facto, del sistema a cargo de las enfermedades. Que no pasa de ser una condena a tomar drogas de por vida, con los consabidos moches sistémicos incluidos, que obviamente grita a los cuatro vientos que NO FUNCIONAN, porque si lo hicieran, la persona en cuestión ya no padecería, ‘ipso facto’, el problema por el que consultó, y no tendría que ‘aprender a vivir’ con su padecimiento, tal y como ha resultado ser un cliché advertirlo. Que dista mucho de ser divertido. Convendría entonces migrar hacia un sistema, ya no a cargo de controlar enfermedades en un rango en el que no se agraven en demasía, y abandonen el planeta precozmente, ni sanen en exceso, y abandonen el consultorio, y así poder mantener al vulgo en la cuerda floja ‘per saecula saeculorum’; sino a un modelo a cargo de empoderar la salud, esto es, que se preocupe y ocupe de importar salud al organismo eliminando las causas del malestar. Así, las enfermedades emprenden la retirada y van que vuelan al rancho de AMLO”… Reflexiones para el 2021 de Donnato de la O. El Caminante
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