2/2/2021 0 Comentarios El AtascaderoDe repente, después de mil pisadas, unas a ciegas, otras con firmeza, en ocasiones brincando, otras corriendo, a veces a panzazos y sentones, de repente con pasos de felino, y con frecuencia otros pasos de plano muy mamones. Así, andando en el camino me encontré el atascadero. Ya hasta se había formado un poblado; entre los que no se amaban ni se animaban, entre los que descansaban y se recansaban, entre los que se curaban los raspones y se hacían otros, entre los que lloraban sus desgracias olvidándose de sus gracias, entre los que calculaban sus ganancias sordeándose a las pérdidas. Y, los moribundos, que ignoraban sus tormentos, drogándose con su inconsciencia. Algunos necesitaban público, otros, eran el público de aquellos. Y, solamente unos cuantos se desafanaban de aquellos lamentos. Lo que tenía yo por delante era el camino, allí estaba en el atascadero. Par atrás, ni la intención, ni la añoranza. Preferí no descansar en ese poblado, que no estaba antes sino en el centro mismo del atascadero. -Así comentó El Caminante una vez acerca de sus recuerdos. Donnato de la O. El Caminante
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