En 1901, el biólogo Karl Landsteiner descubrió diferentes tipos de anticuerpos en la sangre humana, que dieron lugar a diferentes tipos de sangre. Llamó a estos tipos A, B y O y un cuarto, AB, se identificó un año después. Indiscutiblemente este descubrimiento ha salvado muchas vidas, haciendo posible la transfusión segura de sangre para personas en una amplia variedad de circunstancias extremas: lesiones graves, cirugías, algunos tratamientos contra el cáncer, partos de alto riesgo y trastornos de la sangre. En 1980 el Dr. James D'Adamo, médico naturópata, creó la dieta del tipo de sangre que luego fue popularizada por su hijo y colega médico. Esta dieta continúa en el mercado hoy en día, aunque su popularidad ha ido disminuyendo durante la última década. El Dr. D'Adamo convirtió su versión de la Dieta del tipo de sangre en una importante empresa comercial, vendiendo suplementos dietéticos de marca, tés, programas de nutrición e incluso una línea para el cuidado de la piel. La dieta recomienda que el Tipo A: con un sistema inmunitario extra sensible necesita comer una dieta vegetariana. El Tipo B: con un sistema inmunológico fuerte, es apto para una dieta omnívora con mucha carne y excluye algunos granos y el pollo. Al Tipo AB se les asigna una dieta mixta: tofu, mariscos, verduras y algas, pero se excluyen pollo, maíz, frijoles y trigo sarraceno. Los de Tipo O con un tracto digestivo resistente y un sistema inmunológico fuerte, se supone que debe comer una dieta muy alta en proteínas y evitar la mayoría de los granos, legumbres y productos lácteos dejando la carne roja como su alimento básico. Sin embargo, la dieta del tipo de sangre no aborda los numerosos problemas de salud asociados con el consumo de productos de origen animal, en tanto se alinea con un tipo de sangre en particular. Esta dieta “genética” no tiene en cuenta el comportamiento, las influencias ambientales o incluso las condiciones de salud actuales que deben tenerse en cuenta al analizar las opciones de dieta, ejercicio y estilo de vida. Ahora sabemos, dados los descubrimientos en Epigenética que, si bien las variantes genéticas específicas pueden influir en la forma en que alguien responde a ciertos alimentos y nutrientes, la dinámica también funciona a la inversa, los alimentos que come, los que se dejan de comer, el ejercicio y la meditación pueden cambiar la forma en que se expresan sus genes. La razón para conocer el tipo de sangre es para tomar decisiones médicas como son las transfusiones, no para determinar una dieta. ¿Sabías que tienes el poder de Reconfigurar tu ADN a tu beneficio? Te entrenamos en el protocolo de reforzamiento inmunológico en 5 días del Reto Inmune + clases en vivo sobre reconfiguración de expresión génica a través de la alimentación. Info. link en bio o WhatsApp al +52 8180206777. #DonnatodelaO #LaSaludSeCocinaEnCasa #PlaneaTuLongevidad #TuTienesElPoder #NoEstasEnfermoEstasEnvenenado #SaludHolonomica #YoTengoElDon #MiSaludEsMiResponsabilidad Referencias: https://www.pcrm.org/news/news-releases/new-study-debunks-blood-type-diet https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3893150/ https://foodrevolution.org/blog/the-truth-about-lectins/ https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31702102/
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