Come sano, bebe sano, vive sano

Hace muchos años, se ha consolidado un sector de salud que no tiene nada que ver con salud, tiene que ver con enfermedades, esto se hizo por diseño, aplicando el concepto de obsolescencia planificada al ser humano. El hecho de que el sector salud se enfoque al 100% en manejo de crisis y cero intentos reales de prevención, no es algo que fue sucediendo aleatoriamente, sino que ha sido fraguado a punta de cincel y mazo, en las altas esferas, tanto de gobierno como empresariales.
Prevención significa tomar los pasos conducentes a que las enfermedades no sucedan. Prevención no significa detectar tempranamente que ya te enfermaste. Prevención es impedir que te enfermes…
Prevención implica detectar y anular las causas por las que te enfermarías. Las enfermedades son las consecuencias de disrupciones metabólicas. Antes del Tratado de Libre Comercio éramos un pueblo relativamente sano, ahora el 90% de la población está enferma; 7 de cada 10 adultos tienen sobrepeso u obesidad declarada, somos campeones mundiales de obesidad infantil; las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes ya se presentan a nivel de epidemia; es alarmante la incidencia de la leucemia en la muerte infantil. Prevenir es impedir que eso ya no suceda más.
El pueblo no “se enferma”, al pueblo “se le envenena”. No es rentable un pueblo sano, ergo, no hay voluntad política para prevenir las enfermedades, pero si la hay para crear y fomentar oportunidades de negocio para el “control” de esas enfermedades de la cuna a la tumba, con la consabida derrama de moches entre los consentidos de la industria de alimentos y bebidas ultraprocesados, que hasta se les condonaron los impuestos en administraciones pasadas, y puedan en reciprocidad engordar más gente, para engordar el PIB... es una mina de oro.
Todas las enfermedades crónicas son desórdenes metabólicos. Se come lo conducente padeces el cáncer, igual sucede con todas las enfermedades crónicas degenerativas, incluidas las inmune. Se come lo conducente gozas de salud, calidad de vida y longevidad. Esto está consignado en un teorema de mi cuño, que dice: “El organismo prospera con calidad de vida y longevidad en tanto fluyan a su través energía, materia e información que sean compatibles con su biología, su fisiología y su bioquímica”.
Ni los alimentos y bebidas ultraprocesados, ni las emociones atadas a la inseguridad, ni la desinformación institucional (cátedra, púlpito, burócrata) son compatibles con la vida, porque obedecen a un diseño disruptivo mantenido por la dependencia a la nómina… que favorece a un acervo de depredadores.


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