Adaptarse a una sociedad enferma condena la salud

El entorno es tu hogar, la calidad de tu interacción con tu comunidad surge de valores y modos, somos nódulos de una vasta red, nos entrelaza la reverberación de la constante orquestación de estímulos y respuestas que se entrelazan y surge el bienestar y/o el malestar.   
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En términos de bienestar “individual/comunal,” en codependencia simbiótica. Lo podemos ver a través de tres caricaturas: Vulgarismo, Eufemismo y Utopía. Y la sociedad navega en circuitos redundantes, entre islotes de unos y otros, con sus atracciones y sus repulsiones, siempre impermanentes y oportunistas, con el salvavidas bien cinchado, por si acaso.
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En el Vulgarismo, el individualismo es la posición autoritaria, dictatorial, política e ideológica, o simplemente un punto de vista del Macho Alfa, que enfatiza “la supremacía visceral del individuo”. (Rapiña, fosas clandestinas y otras peculiaridades).

En el Eufemismo, el individualismo es la posición moral, filosófica, política e ideológica, o simplemente un punto de vista social, que enfatiza “la dignidad moral del individuo”. (Programas, estadísticas, y “burocracias saludables”, con resultados observables que tejen lo que vivimos.)

En la Utopía el comunalismo es la posición Ética, moral, filosófica, política e ideológica, o simplemente un punto de vista social, que enfatiza “la dignidad moral de la comunidad, que me incluye”. (Virtudes Comunitarias: Vitalidad, Longevidad Sana, Vigor, Lucidez).

En ese fluir se desarrollan los talentos individuales, o los vicios que contribuyen al bienestar, o al malestar de la comunidad, que me incluye. Conviene cuestionar cual es el “chip mental” que determine tu compromiso y tu actitud; ¿Vulgarismo, Eufemismo, o Utopía?

Surge la curiosidad, ¿cómo se atiende el bienestar individual en el Vulgarismo, en el Eufemismo, o en la Utopía?
La salud va más allá de derecho humano, de hecho es un don divino individual, en resonancia comunal total, en ese espíritu, te deseo lo mejor.  Retornemos a lo básico.
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Donnato de la O. El Caminante.

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