5/24/2024 0 Comentarios Aquí sigo...En el tumulto de un mundo donde las tormentas y las calmas se suceden con la misma certeza, hay una luz que no titubea, un faro que permanece constante a través de los vendavales de la experiencia: el alma. Ella es la guía inquebrantable, el hilo dorado que teje a través del oscuro tapiz de nuestras vidas. "He vivido el dolor", susurra el viajero del tiempo, "y aquí sigo". No es la carne la que lo sostiene, ni el poder de la mente lógica; es el alma, esa centella divina, que mira más allá del dolor hacia un horizonte donde cada lágrima es un rito de purificación. "He vivido la traición", y aun así, el alma no se desvía, pues en cada acto de traición encuentra una puerta hacia la comprensión más profunda del corazón humano, hacia la inquebrantable verdad de la capacidad de perdonar. "He vivido la humillación, el sufrimiento, el miedo", y en cada uno de estos estados, el alma se revela como el maestro más sabio, enseñando que la verdadera estatura del ser no se mide por cómo es visto, sino por cómo ve. En el miedo, en el sufrimiento, descubrimos la fuerza que solo puede ser forjada en los fuegos de la adversidad, una fuerza que el alma usa para esculpir la estatua de nuestra futura paz. "He vivido el desamor, el horror, la muerte", y aún, "aquí sigo". Aquí sigo porque el alma nunca nos deja sin luz, sin camino. En el desamor encuentra la capacidad de amarse a sí mismo, en el horror, la invocación de la esperanza, y en la muerte, la promesa de la renovación y la eternidad. El alma, esa guía inmortal, no nos enseña a evitar las sombras, sino a iluminarlas. No nos lleva por un camino sin obstáculos, sino que nos muestra cómo cada obstáculo puede ser el escalón hacia una versión más elevada de nosotros mismos. Con el alma como guía, cada experiencia, no importa cuán desgarradora, se convierte en un capítulo en el libro sagrado de nuestro crecimiento. Así, guiados por el alma, entendemos que no estamos aquí a pesar de nuestras experiencias, sino a través de ellas y por ellas. El alma no promete un viaje sin dolor, pero sí un entendimiento de que todo dolor, toda alegría, todo fin es, en última instancia, un regreso a nosotros mismos, un regreso a ese amor eterno y profundo que el alma siempre conoce y al que siempre vuelve. Donnato de la O. El Caminante. #DonnatodelaO #PlaneaTuLongevidad #SaludHolonomica #YoTengoElDon #BlogEspiritual #ElCaminoDelCorazón
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